27 abril 2020

Tiempo de descubrimientos


La cuarentena comenzó como una obligación que, de repente, nos imponía un cambio radical en nuestro día a día. Una de las cosas quizás de las “buenas” es que hemos conectado con un ritmo de vida más tranquilo, probablemente nunca lo hayamos vivido alguna vez, pero hemos descubierto que nos gusta y que nos sienta bien. Las prisas han quedado en el olvido y también esas necesidades materiales que nos llevaban por un camino consumista sin necesidad. Nada parece más urgente que echarte una siesta en el sofá o prepárate una taza de café y mirar por la ventana a escuchar el piar de los pajarillos.


También es verdad que este confinamiento nos está dejando muchas y valiosas lecciones. Dios está trabajando constantemente de un millón de maneras en todo momento. Él está constantemente trabajando en el mundo y en los corazones de las vidas de los creyentes de tantas maneras que nunca lo sabremos. Pienso que muchos estamos recibiendo lecciones en estos días, pero yo en particular he aprendido algunas cosas que Dios me ha enseñado a través de esta situación. He aquí algunas:

Dios está aumentando mi amor por la reunión en los locales de la Iglesia. Hay un grupo de hermanos que no hemos dejado de congregarnos todos los días desde que empezó el confinamiento para orar juntos, y los domingos escuchar la predicación, si bien estoy agradecido por la oportunidad de escuchar los servicios por medios de la tecnología, pero tengo que decir que no hay nada como reunirse como creyentes; Es un mandato y con razón. Desde que empezó esto sentí la preocupación de que los hermanos se "acostumbraran" a los servicios en línea, y que cuando se levantara la cuarentena podrían no regresar a la iglesia, sino elegir "adorar en línea" de aquí en adelante. Pero creo que no, porque los verdaderos creyentes saben que no hay nada como estar en la misma sala con otros hermanos, cantar, abrazarnos, compartir nuestro día a día con un buen café, participar juntos en las comidas fraternales y sentarse bajo la misma enseñanza. 

Realmente creo que Dios está usando esta pandemia para hacer crecer mi amor por los perdidos. Miles y miles han muerto en todo el mundo. Muchos de ellos murieron solos, y lamentablemente la mayoría de ellos probablemente nunca antes hayan escuchado el Evangelio. He recibido muchas llamadas telefónicas y mensajes con personas pidiendo consejos o con ideas sobre cómo llegar a los que no conocen al Señor. Es obvio que los creyentes están viendo este Coronavirus como una oportunidad para compartir el Evangelio. Dios está usando el Coronavirus para llevar el Evangelio a muchas personas que de otra manera nunca escucharían o tal vez nunca tendrían la oportunidad de escuchar.

He aprendido que Dios tiene el control de todo. Dios puede quitarte todo lo que tienes en un abrir y cerrar de ojos. Ya sea que esté orgulloso del tamaño de su iglesia, o de tu cuenta bancaria, o incluso de tu salud, muchas personas se han dado cuenta de que no hay garantía de que pueda conservar lo que tiene. Incluso los no creyentes comienzan a darse cuenta de que realmente no hay nada que podamos controlar en esta vida. Dios está aplastando nuestra mentalidad orgullosa de tener el control y rápidamente nos recuerda nuestra necesidad de Él. Tenemos una pequeña oportunidad para hablar del Evangelio a los no creyentes que nos rodean, porque cuando haya pasado esta pandemia, volverán a sus formas orgullosas y tal vez incluso puedan sentirse orgullosos de sobrevivir. Y "derrotar" al coronavirus.

Siempre hemos sabido la importancia de la oración, pero ahora Dios me ha recordado la importancia de “Orar sin cesar”. Tenemos más tiempo en casa, tenemos más preocupaciones que nunca y lo único que podemos hacer es orar. Los hermanos que predican no saben quién está viendo sus sermones, no podemos ver las respuestas de las personas, solo podemos predicar la palabra y orar para que Dios la use para su gloria. El Coronavirus está exponiendo nuestra necesidad de depender del Señor en todo momento cuando las cosas van bien y cuando las cosas son difíciles.

Todo esto me ha llevado a estar muy agradecido a Dios Estoy muy agradecido con Dios por cómo nos está cuidando a lo largo de nuestras debilidades y dificultades. Es alentador pensar en lo frágil que somos ante las dificultades y alentador saber que tenemos un Padre que no siempre nos da lo que queremos, sino que siempre nos da lo que necesitamos.

Es mi oración que Dios llene nuestros corazones de paz y esperanza, que cada día, Él nos da una oportunidad para glorificarle, que vivamos agradecidos por cada detalle y que confiemos que Él tiene todo controlado. Oro por cada persona que está enferma, que necesita alimento, medicinas o aliento, que Dios sea su provisión y que nos use en la manera que Él quiera para bendición del mundo.

“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús” (Filipenses 4.7).

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