Once de la mañana, cualquier Instituto de enseñanza
secundaria de cualquier barrio de Madrid, hora de recreo, de acercarse al
“Chino” o a la pastelería de enfrente a comprar el almuerzo. Hasta esto tan
típico en muchos de nuestros centros de enseñanza está cambiando, ahora el
importe del almuerzo es para jugárselo en la casa de apuestas que hay enfrente
del instituto, cada día un buen grupo de adolescentes se pasa sus treinta
minutos de descanso jugándose los cinco euros que su familia le ha aportado
para el almuerzo. Y es que después de la generación perdida de los años 70-80,
por culpa de la heroína, se está haciendo una generación muy adicta al juego, con
el grave peligro que conlleva la ludopatía.
La ludopatía es un
trastorno reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sus
consecuencias son alarmantes no solo para la persona que lo padece, sino para
su entorno familiar y profesional. Desde tristeza, aislamiento social,
absentismo laboral, disminución del rendimiento, hurtos entre familia o
compañeros de trabajo, despidos… hasta el propio suicidio.
Lo que se está sufriendo en las familias y muchos de
nuestros jóvenes por culpa de la proliferación de tantas casas de apuestas,
colocadas estratégicamente en las grandes ciudades, es algo bestial, es
impresionante. Y no solo en establecimientos físicos, sino también online.
Estás navegando con el ordenador y las ventanas emergentes de publicidad de
apuestas es avasalladora. Se entra sin darte cuenta, empiezas con poco y caes
en la trampa muy rápido. Una verdadera trampa para los más jóvenes.
Por otro lado, está el elevado número de famosos que
incentivan a millones de jóvenes (...) llevándolos por el camino de la
ludopatía. Son futbolistas, youtubers y presentadores conocidos que abogan por
el patrocinio de las casas de apuestas en pos de un beneficio individual y en
detrimento del bienestar social y económico de miles de familias trabajadoras.
Las casas de apuestas utilizan todo tipo de planes de
marketing para tentar a los más jóvenes, y menos jóvenes a que arriesgue tanto
dinero como sea posible. A menudo ellos ofrecen comida y bebidas alcohólicas
económicas y aún gratuitas, lo cual estimula la embriaguez, y de ese modo,
ocasiona una disminución en la habilidad de tomar decisiones sabias.
Muchas familias hoy en día están sufriendo la insatisfacción
de las necesidades básicas por causa de la adicción al juego de uno de los
miembros. Los ludópatas privan a sus familias de las cosas básicas como
alimentación, atención etc. por el único hecho de que a ellos les gusta más
pasar tiempo jugando. Nadie puede calcular la pobreza y miseria que traen para
sí mismos y sus familias los que se han enviciado con el juego, ya que la familia
se deshace, las deudas se acumulan, mientras el dinero es malgastado.
En la vida, algunas veces somos seducidos por la tentación y
nos sometemos a aquellos antojos y deseos mundanos que, con el tiempo, terminan
dominándonos y controlándonos. En la generación de los ochenta, muchos jóvenes
se vieron sumidos en la heroína teniendo que acudir a centros especializados
para tratar la adicción y conocer que podíamos cambiar nuestros hábitos y
nuestra vida y recordándonos que,
gracias a Dios, hay una salida para toda adicción o tentación y su nombre es
Jesucristo, el que todo lo puede.
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