Una de las cosas que más me llamo la atención cuando empecé
a ir a la Iglesia Evangélica era los tres o cuatro hermanos que se situaban al
principio del local con sus guitarras. Estos nos invitaban a ponernos en pie y
juntos cantábamos y alabábamos al Señor. Luego más tarde supe que a ese grupo
de hermanos se le denominaba coro, y fueron tiempos hermosos de mucha
bendición, donde este grupo de hermanos se preocupaban no solamente de dirigir
y tocar cada domingo sino también de enseñarnos las letras de las alabanzas, y
juntos cada lunes, miércoles y domingos alabábamos a Dios con todo nuestro
corazón.
Después de muchos años me he dado cuenta de que todo esto ha
cambiado. Ahora los coros, también se les denomina, bandas o grupos, y ya no solamente tienen guitarras, sino equipos de
música, micrófonos, altavoces, amplificadores, sintonizadores, grandes órganos,
pantallas, luces, humo de colores, con el contratiempo de que las mismas
personas designadas para ayudar a la congregación a cantar, ahora ahogan el
canto congregacional con tantos artilugios.
Pablo nos dice en Efesios que debemos estar " Hablando unos a otros con salmos, himnos y cantos espirituales, y cantad y alabad de
todo corazón al Señor;..." (5.19). De manera similar, en Colosenses se nos
exhorta a " que con profunda gratitud cantad a Dios salmos, himnos y cánticos
espirituales" (3.16). Cantar, alabar es una actividad del coro y de la
congregación, con un doble enfoque. Cantamos unos a otros y cantamos a Dios.
Pero ahora en muchas, en la mayoría de las iglesias solo cantan los componentes
de los coros.
¿Pero, qué clase problemas nos encontramos, para que no
vuelva a ser como antes?
Yo encuentro cuatro, aunque seguro que habrá algunos mas.
1.- En la mayoría de
los casos, observo que es irrelevante para los componentes del coro si la gente
canta o no. ¿Por qué? Porque todo está
centrado alrededor de ellos, y lo demás no importa.
2.- Cantan nuevas
canciones pero no se preocupan de enseñarlas a la congregación ¿Por qué? Porque
no se trata del canto de la congregación sino del rendimiento y prestigio del
coro.
3.- Los amplificadores de los instrumentos y micrófonos son
tan fuertes que, normalmente, las únicas voces que se escuchan son las voces de
los componentes del coro. Rara vez se baja el volumen para que se pueda
escuchar a la congregación. ¿Por qué? Porque no se trata del canto de la congregación,
sino del canto y la actuación del coro.
4.- Pocas o ninguna vez se tiene en cuenta a la congregación
en la elección de las alabanzas. Los componentes del coro deberían hacerse
algunas preguntas antes de comenzar y elegir las alabanzas: ¿Qué canciones
saben estas personas? ¿Qué canciones les gustaría cantar? ¿Qué canciones son
apropiadas para esta ocasión? Con demasiada frecuencia, las canciones elegidas
parecen ser las canciones que el coro conoce y disfruta cantando. ¿Por qué?
Porque el coro tiene que sobresalir de la congregación.
¿Entonces qué hacer?
Entiendo que muchos me dirán, ¡es que todo evoluciona! muy
bien ¿Y qué? Seamos sinceros ¿con tanta
tecnología hemos mejorado? Yo entiendo que la tecnología es buena siempre y
cuando ayude a todos, músicos y congregación y este no es el caso. No necesitamos 20 personas en el escenario,
todo amplificado al máximo. No tenemos que seguir el modelo de Hillsong o
similares. No vamos a la iglesia a escuchar un concierto de música, vamos a la
iglesia entre otras cosas a alabar, a cantar, y adorar a Dios.
Sería bueno escoge un domingo, y ese domingo dirigir los
cantos con solo guitarras y vocalistas, sin micrófonos, sin amplificadores, sin
tantos artilugios, dando prioridad a las canciones más conocidas y fáciles de
cantar. Cantemos juntos, Levantemos nuestras voces. Volvamos al corazón de la adoración congregacional.
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