«Más que vencedores».

Sin lugar a duda estamos invadidos por mensajes humanistas, positivistas que nos “decretan y declaran” riquezas, viajes, prosperidad, y que todo lo que confiese con tu boca se hace realidad a las buenas o a las malas, y claro todo esto tenemos que basarlo en la pregunta: ¿Es la voluntad de Dios?

En mi pasado de inmadurez espiritual era muy propenso a todas estas declaraciones que de alguna manera las hacia propias para mi vida. Todo esto era porque estaba acostumbrado a una fe mal enseñada, y mal expuesta, que hacía que cuando llegaba el fin de año, y ninguno de estos “caprichos” había sido respondido caía en el dilema: “¿me faltara fe?”.

La cosa era que no tenía en cuenta a Dios, ni a su soberanía, ni a su plan redentor, ni al amor a su palabra,  todas estas cosas eran aspectos secundarios en mi vida, yo solo quería un año donde Dios me respondiera mis caprichos y vanidades.

Pero gracias a Dios que pude entender y comprender lo que si declara la palabra de Dios:

Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución. (2Timoteo 3.12).

Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. (Hechos 14.22).

Quizás no sea lo que esperas para este año 2018, pero es lo que declara la palabra de Dios, que todos aquellos que quienes obedecen a Dios y viven para Cristo pasaremos tribulaciones y seremos perseguidos.

La palabra de Dios no solamente enseña el gozo, la paz del reino de Dios, su poder, y su autoridad, la cual permite al creyente triunfar sobre el mal, sino que nos enseña también que, el pueblo de Dios experimentara pruebas, sufrimiento, y no siempre lograba una victoria instantánea. 

El sufrimiento, las pruebas y todas las otras dificultades humanas son inevitables; pero la Palabra de Dios no enseña también que todos nosotros podemos ser «más que vencedores». (Romanos 8.37).