Muchos cristianos no le dan mucha importancia, a la guerra
espiritual pero deberían. Pablo lo admite, “Porque no tenemos lucha contra
sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de
este siglo, contra huestes espirituales
de maldad en las regiones celestes.”. (Efesios 6.12)
Escucho a un pastor en la radio que no hay día ni programa
que reprenda y ate a satanás en el nombre de Jesús. En algunas iglesias, por
ejemplo, es común escuchar a pastores y su gente hablar de “atar a Satanás” o
muestras similares de confianza. Sin
embargo, las armas de esta guerra son a menudo malentendidas de alguna forma, por lo que creo que esto es un error,
sencillamente porque atar a Satanás está fuera de nuestra jurisdicción.
Satanás puede ser atado, sólo que no por nosotros. La
tarea de atar a Satanás se le ha dado a un ángel: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al
dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró,
y puso su sello sobre él, para
que no engañase más a las naciones,
hasta que fuesen cumplidos mil años;
y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo”. (Apocalipsis
20.1-3)
Es una tarea bastante importante, El propio arcángel Miguel
no trató de atar a Satanás de la forma en que muchos “pastores” lo hacen.
Debemos darnos cuenta que incluso
invocando el nombre de Jesús no garantiza que la “formula” funcione. Hay una historia
en la Biblia que prueba esta hipótesis. Hechos 19.13-16 dice:
“Pero también algunos de los Judíos, exorcistas ambulantes,
trataron de invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus
malos, diciendo: “Les ordeno que salgan, en el Nombre de Jesús a quien Pablo
predica.” Siete hijos de un tal Esceva, uno de los principales sacerdotes
Judíos, eran los que hacían esto. Pero el espíritu malo les respondió: “A Jesús
conozco, y sé quién es Pablo, pero ustedes, ¿quiénes son?” Y el hombre en quien
estaba el espíritu malo se lanzó sobre ellos, y los dominó y pudo más que
ellos, de manera que huyeron de aquella casa desnudos y
heridos”.
Si algo he aprendido en estos últimos tiempos es que en la
Biblia hay partes escritas como descripción narrativa, que registran lo que
sucedió en la historia, y hay otras partes narrativas escritas como
mandamientos prescriptivos que se aplican a ti y a mí.
La única instrucción que se nos da como cristianos para
confrontar la lucha contra las fuerzas
espirituales está en Efesios 6. 11 que dice, “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las
asechanzas del diablo. …” y continua en el versículo 13, “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.”.
En medio de la guerra espiritual que como hemos dicho es
real y no tenemos por qué ignorarla, el mandamiento
que tenemos en la Escritura es resistir y estar firmes, (Santiago 4.7). No
tenemos que atar al diablo porque toda su obra está bajo el control soberano de
Dios.
ESTEBAN MORENO
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