Hace algunos años conocí a un hombre que era muy dado a
compartir versículos de la Biblia para su uso personal. Me explico; cuando necesitaba que se le prestara algo lo
apoyaba con un versículo, cuando tenía algún problema igualmente, y así en cada
faceta de su vida. Siempre me preguntaba porque este hombre utilizaba la Biblia
para tal menester, la cosa era que como sabía que éramos cristianos, que
conocíamos la Biblia y que éramos obediente a ella, la utilizaba como
estrategia para beneficiarse personalmente.
Hay una historia en la Biblia donde Jesús fue llevado al
desierto para ser tentado por el diablo, (Mateo 4.1), una vez allí satanás le
cita a Jesús unos versículos de la Biblia (Salmo 91.11-12) Es el único caso de
la Biblia donde satanás cita la Escritura. Jesús, como sabemos, no le hizo caso.
Pero ¿por qué no se lanzó Jesús si Satanás estaba citando dos versículos de la
Biblia que Jesús conocía y creía que eran palabra de Dios?
Como en el caso del buen hombre arriba citado, satanás sabe
que Jesús conoce las Escrituras y que es obediente a ellas, su estrategia
consiste entonces en citarle la Biblia a Jesús. Toma las palabras de un Salmo
de la Biblia y se las comparte con la intención de tocar su corazón para
cumplir el deseo en este caso el de satanás. En otra palabra, es una forma de
manipulación de la Biblia, de engañar y de hacer daño a otras personas citando
un versículo o dos, como lo hizo satanás.
Un buen hermano me compartida que un “versículo” o “texto”, por muy de la Biblia
que sea, prueba que no contiene toda la verdad bíblica, ni toda la verdad sobre
un mismo tema. Según parece, las palabras del Salmo 91, son para un rey o un
guerrero que acaba de escapar de un ataque mortal violento y todavía enfrenta
el peligro. Son palabras de bendición para momentos de peligro y accidentes, no
para una intervención divina.
El antídoto hermenéutico que utiliza Jesús y que deberíamos
utilizar todos para combatir la versiculitis es: Está escrito esto, pero también está escrito esto otro. Muy
sencillo. Es decir, la verdad de la Biblia no está en un versículo ni en dos,
sino en toda la Biblia. Por eso cuando Satanás le cita un par de versículos a
Jesús, la respuesta del Señor es “eso que tú dices que está escrito no es lo
único que está escrito.” De modo pues que la verdad bíblica no se construye
citando versículos aislados, por muy bonitos, pastorales o alentadores que
suenen. Debemos cuidarnos del engaño puesto que la versiculitis es una forma de
distorsionar de la Biblia y de engañar.
La Biblia afirma que Dios es soberano sobre toda la tierra y
sobre nuestras vidas. Todos quisiéramos dejar de sufrir, pero por difícil que
nos resulte aceptar, en ocasiones los creyentes pasamos por pruebas y
dificultades que Dios en su sabiduría permite. En otras ocasiones nos libra
milagrosamente de tragedias, dolor y sufrimiento. Así que los versículos
bíblicos de protección y prosperidad no son cheques en blanco firmados por Dios
para que el portador los cobre a su antojo.
No importa quién cite los versículos
ni con cuanta convicción los diga. Satanás citó bien, pero aplicó mal, como
Jesús se lo demostró. De modo pues que, lea toda la Biblia, vacúnese contra la
versiculitis y cuídese de las serpientes.
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