Con la llegada del verano, también llegan muchos
acontecimientos Evangélicos, conciertos, convenciones, conferencias, todos estos acontecimientos tienen algo en
común que cobran la entrada. Entiendo que son grandes ministerios y que tienen
muchos gastos, pero este es el problema que contra mas grande es el evento,
(luces, sonido, músicos vídeos), mas grande son los gastos y mas tiene de espectáculo y menos de evangelismo.
Cuando Jesús mando predicar a los
discípulos les dijo que habían recibido gratuitamente la autoridad para
predicar, y debían realizar la obra de Jesús sin exigir nada a cambio, o sea
que no debían cobrar sus servicios espirituales porque el evangelio ni se
compra ni se vende, Jesús enseñó a sus discípulos un principio que debía
guiarlos al salir a predicar: "De gracia recibisteis, dad de gracia".
[1] Como Dios ha derramado sus bendiciones sobre nosotros, debemos dar a otros
con generosidad nuestro tiempo, amor y posesiones.
Siempre que se comenta algo parecido a esto, siempre
surge la misma pregunta ¿Y quién cubre los gastos? Jesús también nos da la
repuesta, tenían que ir desprovistos de bienes, debían confiar en la provisión
de Dios a través de la hospitalidad de otros, debían confiar en aquel que le ha
llamado para el Ministerio, o sea confiar plenamente en el Señor que suplirá
todas nuestras necesidades.
En una entrevista a Jesús Adrian Romero sobre porque se
cobra en los conciertos, la respuesta fue: Cuando alguien paga la entrada a un
concierto, está pagando por el valor intrínseco del concierto: Alquiler del
estadio o auditorio, equipo de sonido, luces,
video, publicidad, pasajes de avión, hoteles, alimentación. Si
verdaderamente nuestro propósito no es ganar dinero, y si predicar el evangelio
nos privamos de estadios costosos, de grandes equipos de sonidos, luces, humos
de colores, vídeos, publicidad, y el resto; viajes, hospedaje y alimentación lo hacemos
como se ha hecho siempre con las ofrendas y en los domicilios particulares de los hermanos, la
palabra de Dios como siempre es clara al respecto: “Cuando lleguéis a un pueblo
o aldea, buscad a alguien digno de confianza y quedaos en su casa hasta que
salgáis de allí. [2]
Si no se hace así, conciertos, seminarios, convenciones y demás
eventos será para quien los puede pagar, y hay personas que no pueden comprar
lo intrínseco ni lo simbólico. Dicho de otra manera, hay gente sin medios
económicos, necesitada del evangelio, pero que no puede pagar a ciertos “artistas
cristianos” el pasaje de avión, el hotel de 4 ****, las luces, el humito y toda
la parafernalia que se hace en estos eventos por lo tanto no podrá ser
ministrada su necesidad espiritual.
Con esto, no estoy intentando atacar ni criticar a ninguna persona ni ministerio en
particular, ni siquiera juzgar sus actos, creo que la misma palabra de Dios
juzga nuestros actos y las intenciones de nuestro corazón.
Lo que sí quiero dejar bien claro, es que Jesús nos enseñó como evangelizar y que, por alguna razón hoy no se lleva a cabo. Seguro que muchos se enfadaran, que no estarán de acuerdo, dirán que aquellos tiempos no son los de ahora, e infinidad de excusas, pero tenemos que tener en cuentas algunos detalles:
Lo que sí quiero dejar bien claro, es que Jesús nos enseñó como evangelizar y que, por alguna razón hoy no se lleva a cabo. Seguro que muchos se enfadaran, que no estarán de acuerdo, dirán que aquellos tiempos no son los de ahora, e infinidad de excusas, pero tenemos que tener en cuentas algunos detalles:
Si alguno se enfada, que se enfade con Dios pues no lo digo
yo, lo dice la palabra de Dios.
Si decimos que la Biblia es nuestra guía, que sea para todos
nuestros quehaceres, no solo para los que nos interese.
Por lo tanto si nuestros eventos son verdaderamente para que
más personas conozcan a Dios despojémonos de toda parafernalia y seamos conscientes
y hagamos realidad la palabra de Dios en nuestra vida, si de gracia recibimos,
debemos dar de gracia, lo demás es antiblibico.
[2].- Mateo 10.11
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