16 febrero 2014

¿Moralidad o Legalidad?

Quizá alguna vez te has visto en alguna situación que como cristiano no has querido participar. Por ejemplo hay leyes que son legitimas impuestas por los gobierno, pero contrarias a las leyes de Dios, entonces nuestra postura no requiere posicionamiento, como cristianos obedecemos antes a Dios, que a los hombres. 


Hay una historia en la Biblia, [1] que redacta muy bien este tema. El faraón dio una orden de que todo varón que naciese fuese muerto, aquella era una medida que era totalmente legal, ya que había sido ordenada por el legítimo gobernante del país, sin embargo, desde un punto de vista cristiano, no podía considerarse como una medida moral. Algo puede ser totalmente legal y, al mismo tiempo, ser totalmente inmoral. La legalidad o ilegalidad de algo se decide a la luz de las leyes de un país, la moralidad se hace a la luz de las leyes  de Dios expresada en su Palabra. Lo que un gobierno aprueba, Dios puede desaprobarlo totalmente. En un conflicto de intereses entre moralidad y legalidad los creyentes obedecen a Dios antes que a los hombres, ese es el principio bíblico que nos enseña la Biblia, [2]. 

Sifra y Fúa, [3]  eran dos mujeres, que quizá no te suenen mucho pero sus nombres quedaron reflejados en la Biblia. Eran dos parteras y llego un momento en su vida que se encontraron delante de un dilema de lealtades enfrentadas, la obediencia a la ley humana que exigía la participación en un acto legal, (leyes gobierno), pero inmoral, (Ley de Dios), como era el matar a los niños hebreos varones o, por el contrario la obediencia a la ley divina que les exigía el preservar la vida de los niños recién nacidos.  Ambas tomaron una decisión arriesgada, desobedecer la ley humana y someterse a la ley de Dios. Sería interesante el examinar más detalladamente esta decisión. 

En primer lugar, ellas actuaron, según nos dice el libro de Éxodo, debido a su temor, reverencia,  y respeto hacia el Señor. De aquí fácilmente se deduce que ambas tenían un conocimiento del carácter moral de Dios y, al mismo tiempo, una capacidad de discernir cuál era su voluntad. En segundo lugar, fue precisamente su temor del Señor el que proveyó la fuerza, el coraje y la motivación suficiente para poder enfrentar el riesgo de la desobediencia. En tercer lugar, Éxodo nos dice que su actitud de desobediencia civil, de rebeldía pasiva ante leyes injustas agradó a Dios y como consecuencia el Señor las preservó y bendijo sus vidas.

Tuvieron valor para hacer la voluntad de Dios. No podían detener el plan del Faraón, pero hicieron lo que podían, no matar a los niños. Dios es justo y recompensa a todo aquel que obedece su voluntad. Estas mujeres recibieron su recompensa por haber servido a Dios, fueron favorecidas y Dios prosperó sus familias.

[1].- Éxodo 1.9-22
[2].- Hechos 4:19
[3].- Éxodo 1.15

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