Qué es lo primero que se te ocurre cuando llega las
fechas que anuncian la Navidad?
A los niños: juguetes, regalos, luces, vacaciones; a los
jóvenes: estrenos, fiestas, botellón; a los adultos: pagas extras, viajes,
vacaciones, comidas.
Ahora bien, preguntémonos: ¿Será en realidad todas estas
cosas lo que nos debe cautivar en esta época en que se celebra la Navidad?
Mi respuesta es ¡NO! Porque si algo hay que celebrar,
celebremos que nuestro Dios ha enviado a Su Hijo que se ha hecho hombre y
ha venido de Su Reino eterno a nuestro mundo para salvarnos, y para que
tengamos acceso, por la fe, al Reino de Dios.
Hagamos cada día de nuestras vidas una verdadera Navidad
donde Jesús nace no en una cueva fría de Belén sino en nuestros corazones.
Démosle la bienvenida y amémosle con todo nuestro corazón, con toda nuestra
mente y con todas nuestras fuerzas, pero no solamente en las fechas que
anuncian las navidades, sino durante todo el año.
Permite que en tu vida se celebre la verdadera expresión
de la Navidad:
“JESÚS NACIENDO EN TU CORAZÓN”
Hoy puede ser Navidad para ti si tan solo permites que
Jesús nazca en tu corazón.
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