Nadie le ha dicho nunca “Dios me ha hablado de un asunto importantísimo”. Damos por entendido que creemos que esta persona no ha escuchado a Dios hablar audiblemente si no que él cree que ha tenido una idea que contiene la firma de Dios.
Cuando alguien te habla así intentas mantener una mente abierta, pero muchas veces no compartimos el mismo entusiasmo de este hermano, y nos hacemos algunas preguntas, ¿Por qué él puede saber que Dios le ha hablado y yo no puedo?, ¿Es posible que el tenga un oído más sensible a la voz de Dios?
No es fácil tratar este tema, ninguno de nosotros queremos que nuestros esfuerzos para Cristo tenga motivaciones humanas, deseamos orar, ser espirituales, sensibles y responder a lo que Dios desea que hagamos, la Biblia dice que Dios usa a las personas para que hablen por El, y el apóstol Pablo aconsejo a los Tesalonicenses, no apaguéis el Espíritu, no menospreciéis las profecías.
Sin embargo el mal uso de un lenguaje que suena espiritual y que se le atribuye a Dios nos da razones para pensar en algunas frases tales como:
Dios me ha hablado…………
Dios ha puesto en mi corazón…….
Dios me ha dicho que dijera……
Dios me rebelo……….
Muchas veces hablamos así para que los demás estén de acuerdo con lo que decimos, o como lo que decimos tenga la firma de Dios, los demás les va a ser más fácil estar de acuerdo con nuestros pensamientos, incluso cuando hablamos así esperamos que la gente nos trate como a mas espirituales.
Después de decir “no apaguéis el Espíritu, no menospreciéis las profecías”, Pablo prosiguió diciendo, “examinadlo todo; retened lo que fuere bueno”.
Si en una conversación hablamos como si lo que Dios nos dice por medio de nuestras inclinaciones fuera igual a lo que Dios nos dice por medio de la Biblia estamos compitiendo, incluso sin intención de hacerlo con la autoridad de la Biblia.
La pregunta es ¿Cómo podemos hablar por Dios? Después de todo el apóstol Pedro escribió, si alguno habla, [hable] conforme a las palabras de Dios
Nuestras repuestas tienen que estar arraigada en un respeto honesto por la diferencia entre nuestros pensamientos y los de Dios. Si estamos seguro que Dios ha dicho algo en las escrituras tenemos que citarlo con precisión, si creemos que nuestros pensamientos son consecuentes con las enseñanzas de la Biblia entonces tenemos que decir “Me parece” o “Creo”, “me parece que esto que hacemos agradaría a Dios”, o “creo que esta enseñanza es consecuente con la enseñanzas de la Biblia”.
Pablo, tenía mucho cuidado a la hora de distinguir entre la palabra de Dios y su propia convicción personal, (Corintios 7.10-12)
Puede parecer que el añadir “Me parece” o “Creo” sea un asunto pequeño sin importancia, pero es muy grande porque es ser honesto contigo mismo y con Dios.
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