Amaras a Dios, y a tu projimo como a ti mismo

Esta semana Dios ha hablado a mi corazón de lo importante que es depender los unos de los otros, o dicho de otra manera tender una mano a tu prójimo. He estado en el medico haciendo me unas pruebas en los ojos, lo que me ha supuesto que me dilatasen las pupilas, hasta el punto de que no podía ver, entonces he comprendido que necesitaba una mano de mi prójimo, en este caso de mi esposa, pues sin su ayuda no hubiera podido volver a casa. Esto me recuerda una historia de la Biblia, que narra la historia de un hombre al que según las normas modernas considera riamos un triunfador, y a pesar de todo Jesús le llamo Necio, (Lucas 12.20). Este hombre era un necio porque no podía darse cuenta de su dependencia respecto a los demás. Hablaba como si pudiese construir las graneros y labrar las parcelas el solo, la pregunta que se hacia era ¿que haré, porque no tengo donde guardar mis frutos?, la repuesta es muy simple, dar de comer al hambriento, vestir a los desnudos y cuidar a los enfermos, todo esto nos releva algo fundamental nuestra dependencia los unos de los otros. Recuerdo una anécdota que me compartio un hombre que decía, cuando salimos de casa por la mañana, ya hemos dependido de medio mundo, la esponja de la ducha no la proporciona un hombre de una isla del pacifico, el jabón lo hace un francés, la toalla no la proporciona un turco, y un buen café de sudamerica.Este hombre pensó que podía vivir y prosperar centrado en si mismo, por eso era un necio, y sobre todo Jesús le llamo necio porque no se daba cuenta de su dependencia hacia Dios, hablaba como si fuera el quien dispusiera la sucesión de las estaciones y aseguraba la fertilidad de la tierra, controlara la salida y la puesta del sol, y regulase la lluvia y el roció, tenia la sensación de que el era el creador y no una criatura.Pensaba que podía vivir y prosperar en su mundo centrado en si mismo. Era un egocéntrico empedernido, ! realmente era un necio eterno¡.