Llevo varias semanas sin postear nada en mi blog, y eso me
preocupa porque aunque no tengo muchos lectores si sé que hay algunos que
esperan cada fin de semana para poder leerlo y tengo que ser fiel a mi escasos
lectores. La verdad es que he estado unos días desconectado de algunas cosas
importantes para mí, me he tomado unos días de descanso junto con mi esposa
disfrutando de la playa y de mis hermanos en la fe en otra ciudad que
llevábamos un año sin vernos, y con los cuales practicamos, disfrutamos de
buena comida y hasta tuvimos el honor de compartir la palabra de Dios vía
internet con un grupo de hermanos de otros países. Aparentemente todo parece
estupendo, y así fue, pero hasta llegar allí nos ocurrieron un sinfín de
problemas que estuvieron a punto de echar por tierra todos nuestros proyectos.
Un día antes de salir de viaje, tuvimos una avería en el
auto, y nos aconsejan que no viajáramos con él. Después de mirar los pros y
contras decidimos con la ayuda familiar de alquilar un coche. Ya hecho los
trasmites oportunos para el alquiler del auto, tuvimos que hacer unas últimas
compras y para lo cual tuvimos que utilizar el bus y para mi disgusto y el de
mi familia me sustrajeron la cartera en el bus, con un poco dinero, la documentación,
carnet de conducir y tarjetas bancarias. Por seguridad tuve que bloquear todas
las tarjetas y denunciar el robo, por lo cual quedaba inhabilitados todos los
documentos, y esto implicaba que no podía alquilar el auto. Otra posibilidad
que se iba al traste. Ya no sabía que hacer, era como que surgía problema tras
problema, como que había alguien que no quería que nos fuéramos de vacaciones,
hasta el punto de que me plantee rendirme, no había otra posibilidad,
¿O sí?
Mi esposa que es una mujer mucho más inteligente que yo, me
compartió una parte de las Sagradas Escrituras del libro a los Hebreos 13.5 que
dice: …contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni
te dejaré.
La historia nos cuenta que estos cristianos hebreos habían
sido saqueados de todo lo que tenían (Hebreos 10.34). Aunque no tenían nada,
ellos debían contentarse. «No te desampararé». Esta promesa no solamente era para
los hebreos, incluye todos los tiempos, todos los lugares, todos los estados,
todas las necesidades, todos los peligros, todas las aflicciones, todas las
necesidades, todas las calamidades, todas las miserias, que pueden acontecernos
en este mundo.
Estas promesa de Dios: «No te desampararé, ni te dejaré»,
implican toda la asistencia necesaria: Yo supliré todas tus necesidades, Yo
sanaré todas tus enfermedades, Yo te guardaré de todo tipo de peligros, Yo te
aliviaré de todos tus dolores, Yo te libraré de todos tus opresores, Yo romperé
todas tus ataduras, Yo te sacaré de la cárcel, Yo venceré a todos tus enemigos,
Yo quitaré todas tus cadenas, y Yo te haré triunfar sobre todos tus
sufrimientos.
Y así fue mis hermanos mi esposa tuvo la mejor idea que se
nos podía ocurrir, no rendirnos, confiar en Dios y en sus promesas y sacar dos
billetes para el bus, y así fue como después de muchos problemas y aflicciones
pudimos gracias a Dios disfrutar de unos días preciosos.
Si Dios está con nosotros, y por nosotros, y de nuestro
lado, bien podemos firmes, seguros y confiadamente descansar en que Él nos
rescatará pronta y bondadosamente. Él proveerá toda la ayuda, asistencia y
apoyo necesario cuando nos encontremos en las dificultades más grandes, en las
angustias más profundas y los peligros más mortales.
A Él sea toda la Gloria y Honra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario