A veces, cuando enseñamos la palabra de Dios, algunas
personas nos acusan de ser intolerantes. Esas personas dicen que no se debe
juzgar ni criticar la manera de pensar, actuar o entender las creencias de nadie, porque “los cristianos
debemos ser tolerantes”. Desde luego, ellas mismas se olvidan que están
criticándonos y juzgándonos a los cristianos cuando dicen tal cosa.
Muchos dicen que tenemos que ser tolerantes, que Jesucristo
lo fue y si Cristo fue tolerante porque no lo somos nosotros.
Cuando leemos en Juan 8 acerca de cómo Jesús trato el asunto
de la mujer adúltera, recibo más luz sobre este asunto. En este capítulo muchos
de los fariseos y escribas querían apedrear a una mujer adúltera, conforme a la
Ley de Moisés. Pero Jesús no quiso condenarla. En lugar de ello, le dio este
simple mensaje: « ¡vete, y no peques más!» Jesús fue tolerante con la mujer,
pero nunca fue tolerante con el pecado y esa es la diferencia que nos tiene que
caracterizar a los cristianos, nunca debemos tolerar el pecado.
Personalmente me creo tolerante, intento ayudar y comprender
a muchas personas con muchos problemas, causados en su mayoría por una mala
vida, delincuencia, drogadicción, alcoholismos, y parte de esa ayuda es
aconsejarlos que cambien de vida, que dejen de hacer esas prácticas, que hay
una vida mejor. Les hablo del evangelio de las buenas nuevas de que Jesucristo
el hijo de Dios murió por todos nuestros pecados, y que si hay un
arrepentimiento genuino en nuestra vida, Él está dispuesto a perdonarnos. Está claro
entonces que no podemos permitir el pecado, pero podemos alentar a las personas
que los cometen a que se arrepientan, eso sí, sin rechazarlas, ni condenarlos,
por sus fallos.
¿Eso es intolerancia?, pienso que no, claro sería más
políticamente correcto, y me acarrearía menos problemas si mi consejo fuese: “No
importa lo que uno sea con tal que adores a Cristo”, “Hablemos de las cosas que
nos unen y olvidemos las cosas que nos separan”, “Todos tienen su manera de
interpretar la Biblia”, “Olvidemos las diferencias doctrinales por amor”,
Mi obligación como cristiano es, que en lugar de aceptar el
pecado y ser tolerante, debo hacer lo que las Sagradas Escrituras dice
referente al mismo y por supuesto denunciarlo, Dios nos dará el poder para
hacer y decir lo que es apropiado para un cristiano cuando tengamos que
defender nuestra fe.
Cristo no toleraba las enseñanzas falsas de los fariseos. “Pues
en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.” (Mateo
15.9)
Como cristianos, estamos llamados a tener un estándar más
alto que "tolerancia" estamos
llamados a amar a nuestro prójimo. Simplemente, debemos amar al pecador, pero
continuar siendo intolerantes ante el
pecado.
Muy buena reflexión.
ResponderEliminarHay que decir que aquellos que piden tolerancia para sí mismos suelen ser los menos tolerantes con quienes no tenemos sus mismos puntos de vista. Quizás sería bueno que se aplicaran su propia receta. Bendición Esteban.