Hace unos días falleció Miguel de la Quadra Salcedo “Padre
espiritual” como le denominan muchas de las personas que le conocieron, de más de 10.000 jóvenes de todo el mundo;
fue periodista, atleta, ingeniero agrónomo,
e historiador entre otras profesiones a las que se dedicó en cuerpo y
alma. Cada palabra suya era enseñanza, la sabiduría en estado puro. Miguel de
la Quadra Salcedo se marchó de este mundo terrenal, dejando atrás un legado que
será imposible de borrar. Son muchos los testimonios de jóvenes que recuerdan
los consejos y alertas que Miguel les trasmitió a los largo de todos estos
años.
Estoy convencido de que si fuésemos a morir pronto y tuviésemos
la oportunidad de dar nuestras últimas palabras a alguien especial para nosotros,
seríamos bastante claros y directos en lo que diríamos porque seguro que ese
mensaje será muy recordado por aquellas personas que lo oyese.
Pablo entendió esto cuando escribió antes de partir con el
Señor su última carta a Timoteo, y si algo es claro en esta epístola, es que el
apóstol quiere que su hijo en la fe sienta el peso de lo que significa “estad
firmes en la Palabra de Dios”.
Pablo le escribe: Tú, sigue firme en todo aquello que
aprendiste, de lo cual estás convencido. Ya sabes quiénes te lo enseñaron. Recuerda que desde niño conoces las sagradas
Escrituras, que pueden instruirte y llevarte a la salvación por medio de la fe
en Cristo Jesús. (2 Timoteo 3.14-15) DHH
Me llama mucho la atención que Pablo no le dice a Timoteo
que se mantenga firme en las cosas que escuche y que suenen bonitas, o lo que digan los
políticos, dicte la cultura o enseñen otras religiones. Tampoco lo llama a mantenerse
firme en las tradiciones de los hombres, lo que digan los filósofos y
psicólogos de este mundo, o a seguir sus propias ideas creyendo erradamente que
vienen de Dios, lo cual pasa con frecuencia hoy en ciertos círculos
evangélicos.
Quizá para nuestra mente lo más lógico sería esperar que Pablo dijera a Timoteo: Me voy,
entonces haz caso a presuntas profecías, filosofías mundanas o cualquier otra
cosa que estén a la par de la Palabra de Dios. Pablo sabía que si un creyente
pone su confianza en experiencias mundanas, en sus propios pensamientos, hace
caso de consejos apartados de la Palabra de Dios, aunque lo hagamos con buena
intención, no estamos siendo guiados por el Espíritu Santo que guio a Pablo a
decir “estad firmes en la palabra”, sino que estamos siendo guiados por
nuestras propias emociones e ideas.
Pero las últimas palabras de Pablo son claras y directas:
Permanece en la Biblia, los hombres irán de mal en peor, pero tú mantente firme
en las Escrituras, en ella está las
Buenas Noticias, fue inspirada por Dios,
y te preparará para toda buena obra. Cuando me haya ido, la Palabra de Dios
seguirá contigo. Mantente firme en ella.
Tenemos que tenerlo muy claro si tuviésemos la oportunidad de dar nuestras
últimas palabras a alguien especial para nosotros, tendríamos que ser bastante claros
y directos en lo que diríamos porque esas palabras serían muy recordadas por
aquella persona.
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