¿A quién de nosotros no le gusta dar sabiendo que
recibiremos algo a cambio? Pues a decir verdad, a muchos nos gusta dar
esperando recibir algo a cambio. Y algunos son hasta un poco más “humildes” y afirman que “doy sin
esperar nada a cambio”, cuando en realidad no es así.
La verdad es que los cristianos tenemos y usamos una gran
cantidad de costumbres y comportamientos que son erróneos a la luz de la
Palabra de Dios. El dar esperando recibir algo a cambio es un concepto erróneo
del mundo y no es lo que dice la Biblia, como tampoco es el testimonio que el
Señor Jesús nos dejó.
La Palabra de Dios dice:
“En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Mas bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20.35).
“En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Mas bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20.35).
Pablo se despide de la Iglesia de Éfeso, y entre otras muchas
advertencias les recuerda que es más dichoso y feliz aquel que da, que el que recibe. Y es una advertencia que nos viene muy bien a todos
nosotros, porque muchas veces nuestras acciones van en contra de las cosas que
Jesús no ha enseñado, pues nuestro comportamiento y frutos demuestran otra cosa
totalmente distinta
Hay muchos que cuando leen este texto, están pensando y
enseñando que se refiere a lo material, cuando en realidad la Palabra de Dios
no necesariamente nos habla de lo material, sino también de lo espiritual.
La pregunta es ¿estamos dando nosotros, ¿Qué estamos dando?
Hay muchas maneras de dar a otros, no solo dando cosas
materiales, podemos dar nuestro tiempo, nuestra ayuda física, nuestro apoyo, un
pequeño detalle, orando por otros, una palabra de aliento, una palabra
amable, dar amor, dar esperanza, dar ánimo y otras formas que seguro que tú tienes
en mente y que has usado para bendecir a los demás. En un mundo donde
prevalece el “yo primero” es un desafío pensar en los demás antes que en
nosotros mismos.
Filipenses 2.4-5 nos dice: “No mirando cada uno por lo
suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros
este sentir que hubo también en Cristo Jesús.
Decidamos ser personas predispuestas a dar sin esperar nada
a cambio, ya que una simple actitud como la de dar, puede cambiar una vida.
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