Esta semana me compartieron un versículo de la Biblia que me
lleno de ánimo; este dice: “El Señor peleará por vosotros, y vosotros estaréis
tranquilos. [1]
Esta historia relata la persecución de los egipcios al
pueblo de Israel. Los egipcios: dispuestos a atormentar, perturbar y destruir
al pueblo de Dios. Y ahora, ¿qué
haremos?, ¿avanzamos? ¡No!, ¡mejor no!, el mar está cerrado, es imposible
cruzarlo.
Tenemos miedo de nuestros enemigos que nos siguen (piensan). Pero
Moisés dijo: “No temáis, estad firmes, y ved la salvación que el Señor hará
hoy con vosotros; porque los egipcios que habéis visto, nunca más para siempre
los veréis. [2]
Tranquilos no es estarse quietos, esperando que nos lleva
las bendiciones de lo alto, por supuesto que como cristianos confiamos en Dios,
igualmente que los Israelitas confiaban en El, pero……..hay no se queda la cosa
si seguimos leyendo el Señor le dice a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los
hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el
mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco”.
[3]
Cuantas veces nos ocurre lo mismo a nosotros, claro que me
animo el versículo que me compartieron, Dios ya me había hablado a través del mismo,
pero ahora tenía que hacer yo la parte que me correspondía.
Tenemos cosas que mejorar en nuestras vidas, Dios nos ha
dado sus promesas, sin embargo seguimos sin hacer la parte que nos corresponde,
pedimos a Dios que mejore nuestro matrimonio pero no introducimos mejoras en
él. Pedimos a Dios un mejor trabajo pero no salimos a buscarlo. Pedimos a Dios unos
mayores ingresos pero no nos ocupamos de generar recursos. Pedimos a Dios un
ministerio pero no servimos en nada en la iglesia. Pedimos a Dios una casa
propia pero no ahorramos para comprarla.
No tenemos que utilizar la oración para escondernos detrás
de ella, y de esta manera seguir orando pero sin pasar a la acción que nos
corresponde realizar.
Dios le dijo a Moisés ¡que dejara de orar y se moviera! La
oración debe tener un lugar vital en nuestras vidas, pero también hay lugar
para la acción. En ocasiones sabemos qué hacer, pero seguimos orando para pedir
más dirección como una excusa para justificar que no queremos actuar. Si
sabemos lo que tenemos que hacer, es actuar ponernos en movimiento.
Ora por supuesto, pero utiliza lo que Dios ya te dio, como en el caso de
Moisés, que tuvo que extender la vara que ya tenía en su propia mano.
Hay momentos en los que tenemos que clamar a Dios, pero también,
actuar.
Se valiente y actúa.
[1].- Éxodo 14.14
[2].- Éxodo 14.13
[3].- Éxodo 14.15-16
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