16 junio 2013

El arrepentimiento, verdadero mensaje de salvación

Hay algunas noticias que llaman mucho la atención, hablan de campañas evangelisticas  en las cuales se dan números “galácticos” de personas convertidas, de hombres y mujeres que han decidido aceptar a Jesucristo como Señor y Salvador de sus vidas.


Estos son en verdad momentos muy especiales y emotivos, sin embargo, con todo el entusiasmo que provoca tan grande números de personas convertidas, no nos damos cuenta de  algunas verdades que suelen ocurrir.
Mucho de los que se dicen cristianos nacidos de nuevo, creen que el juego de apuestas es moralmente aceptable, otros creen que  vivir con alguien del sexo opuesto sin estar casados es moralmente bueno. Otros  se sienten a gusto con disfrutar  de pensamientos sexuales o fantasías sobre alguien,  y  algunos de los que profesan ser nacidos de nuevo dicen que está bien el matar a un bebé mientras esta dentro del vientre de su madre.

Muchas de estas personas tarde o temprano abandonan las iglesias, alegando de la falta de oportunidades, diciendo que la Iglesia debería organizarse y dar más oportunidades. Pero pienso que hay otra razón por la que estas personas abandonan las iglesias y en definitiva y que es lo más importante abandonan a Dios, y no es otra cosa que hay  muchos que mencionan el nombre de Cristo pero fallan en apartarse de la maldad, (1). Estos son falsos convertidos que han “invitado a Jesús en sus corazones,” sin embargo siguen sin convertirse pues nunca se han arrepentido en verdad.
El problema es que en vez de predicar la Buena Nueva de que los pecadores pueden ser justificados en Cristo y escapar de la ira que vendrá, nos hemos quedado con un “evangelio” que implica que el propósito primordial de Dios para nuestra vida es que Dios tiene  un plan maravilloso para nuestras vidas,  hacernos felices en Cristo, y rescatarnos de los problemas  de esta vida. O sea que usamos un mensaje que no es verdadero, ni Bíblico. 

Examina el Libro de Hechos y ve si puedes encontrar alguno de los discípulos diciendo a los pecadores que Dios los amaba o que tenía un plan maravilloso para sus vidas. Si no hay precedente para esto en las Escrituras, la pregunta es ¿Por qué lo estamos usando? ¿Por qué no seguimos el patrón dado para todos nosotros en las Escrituras. Pedro y Juan predicando en la puerta del templo llamado la Hermosa,  y no les decía a los israelitas, que Dios les amaba, o que Dios tiene un plan especial para sus vidas, no y no, escuchar la predicación: Así que,  arrepentíos y convertíos,  para que sean borrados vuestros pecados;  para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. (2)

No podemos ser convertidos a menos que nos arrepintamos. Es por ello que Jesús ordenó que el arrepentimiento sea predicado a todas las naciones (3). Sin embargo, si no nos  arrepentimos de nuestros pecados (porque nadie les ha dicho que deben de hacerlo), tendremos una falsa conversión (4) y no seremos nuevas criaturas en Cristo. Aunque nos dirijamos a Jesús como “Señor,” continuaremos siendo “hacedores de maldad” (4).

(1).- 2 Timoteo 2.19
(2).- Hechos 3.19
(3).- Lucas 24.47
(4).- Marcos 4.16-17

(5).- Mateo 7.23

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