Me he encontrado en un centro comercial con un tratado de
evangelismo, un “poco raro” por su contenido, no hablaba de
esperanza, no hablaba de amor, no hablaba de arrepentimiento, eso sí, hablaba
de condenación para los pecadores.
Quizás en algunos casos y algunos cristianos hemos cometido graves errores al tratar el tema de la evangelización con expresiones que no tienen ni pizca de amor. Jesús vivió en medio de prostitutas, explotadores, sin que tal cosa supusiera que toleraba el pecado, por el contrario, siempre estuvo atento a ellos al tiempo que les predicaba el arrepentimiento, pero nunca les condeno y nunca los rechazó. ¿Por qué nosotros no hacemos lo mismo? si los cristianos rechazamos a los pecadores, ¿quién les llevará el mensaje de arrepentimiento?
Quizás en algunos casos y algunos cristianos hemos cometido graves errores al tratar el tema de la evangelización con expresiones que no tienen ni pizca de amor. Jesús vivió en medio de prostitutas, explotadores, sin que tal cosa supusiera que toleraba el pecado, por el contrario, siempre estuvo atento a ellos al tiempo que les predicaba el arrepentimiento, pero nunca les condeno y nunca los rechazó. ¿Por qué nosotros no hacemos lo mismo? si los cristianos rechazamos a los pecadores, ¿quién les llevará el mensaje de arrepentimiento?
Jesús nunca utilizo en su ministerio la condenación. Jesús
se encontró con una mujer adultera, (Juan 8.3), los fariseos usaron la
condenación, la vergüenza y el miedo, pero Jesús uso el amor, no te condeno,
fue sus primeras palabras.
Hay una gran diferencia entre la condenación y la convicción
de pecado que lleva a la esperanza, la condenación aplasta, no deja espacio
para mejorar el futuro.
Jesús a través del
amor, ofreció la posibilidad de cambiarlo todo y de que nuestras prácticas
pecaminosas no sean recordadas por nosotros.
Hay una historia que dice que una vez un grupo de hombres se
proposurieron volar un edificio, encendieron la mecha y se escondieron, de
repente uno de los hombres vio a un niño que se acercaba al edificio, se
pusieron todos de pie y empezaron a gritarle para que se fuera de allí. El niño
se quedo paralizado por el miedo y se mantuvo cerca del edificio que iban a
volar. La madre del niño paso por allí y se dio cuenta del grave peligro que corría
su hijo, y con su voz de “madre” le dijo suavemente, nene, ven con tu madre.
Inmediatamente el niño corrió hacia su madre y se puso a salvo. Es el amor de
la madre la que llevo al niño a cambiar de actitud.
La benignidad y el amor que demostró el Señor, con Zaqueo,
con la mujer adultera, conmigo es lo que
nos llevo al arrepentimiento, a un cambio de vida.
No utilicemos contra otros unas armas a las que Dios ha
renunciado, si Jesús murió por nuestra culpa ¿Por qué queremos invertir el
proceso?
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