La esperanza es esencial para la vida. Sin ella, las
personas descienden hacia una profunda depresión, aparece el espíritu derrotista y sobreviene el fracaso.
Durante el Holocausto, Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra austriaco,
prisionero en uno de los campos de exterminio de los nazis observó que cada año
en Navidad, la esperanza de que los prisioneros fueran liberados se extendía
por todo el campamento.
Era una esperanza no muy verídica, pero era esperanza. Cuando la Navidad terminaba y no había sido liberado ningún prisionero, cientos de ellos se dejaban abatir y morían. Sin esperanza, ellos no podían vivir.
Era una esperanza no muy verídica, pero era esperanza. Cuando la Navidad terminaba y no había sido liberado ningún prisionero, cientos de ellos se dejaban abatir y morían. Sin esperanza, ellos no podían vivir.
Frankl concluyó, “Es una peculiaridad del hombre que él
sólo puede vivir mirando hacia el futuro”.
El mundo necesita desesperadamente esperanza en estos
tiempos. Vivimos en un mundo de temores, temor a quedarnos sin empleo, temor a
un colapso económico, temor al terrorismo, temor a la guerra y, por supuesto,
temor a la vida y a la muerte.
España necesita esperanza. Nuestra economía está apagada. Las
casas están siendo embargadas. Bancos, Empresas, que han sido lideres en sus
sectores se están declarando en bancarrota. Muchas personas están
experimentando un sentimiento de desesperación por primera vez en sus vidas.
En todas partes, las personas están buscando esperanza y
eso nos incluye a los cristianos. Algunos podríamos responder diciendo: “Los
cristianos son los únicos que tienen alguna esperanza”. Esto es cierto, pero el
problema es que la mayoría de los cristianos
no pueden explicar su esperanza más allá de una simple declaración como: “Mi esperanza es el cielo”.
Pablo recuerda a
los Efesios cómo antes de su encuentro con Cristo no tenían « ni esperanza ni Dios » (Efesios 2,12).
Naturalmente, Pablo sabía que habían tenido dioses, que habían tenido una
religión, pero sus dioses se habían demostrado inciertos y de sus rituales no
surgía esperanza alguna. A pesar de sus dioses, estaban « sin Dios » y, por
consiguiente, se hallaban en un mundo oscuro, ante un futuro incierto.
Pero ahora te
puedes plantear la pregunta: ¿en qué consiste esta esperanza? Pues bien, la respuesta se da en el pasaje antes citado
de la Carta a los Efesios: antes del encuentro con Cristo, los Efesios
estaban sin esperanza, porque estaban en el mundo « sin Dios ». Llegan a
conocer a Dios, al Dios verdadero, eso es lo que significa recibir esperanza. Pablo
nos lo explica mas detalladamente “en quien tenemos seguridad y acceso con
confianza por medio de la fe en El” (Efesios 2.12). El tener esperanza, proviene
del encuentro real con este Dios,
Nuestro Dios es un Dios de Esperanza que desea que
vivamos una vida de confianza. Si conocemos
a Jesús como nuestro Señor y Salvador, somos herederos de algunas promesas
increíbles, y si conoce esas promesas y cree en ellas, usted puede vivir en
este mundo con esperanza, gozo y grandes expectativas. Jesucristo es nuestra
esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario