Hoy me he encontrado con alguien que un día le hable del
evangelio, y lo que Dios izo en mi vida, recuerdo aquel momento lo impactada
que quedo esta persona, invitándola a que aceptara a Jesucristo como Señor y
Salvador de su vida, pero la respuesta fue como la que dio el gobernador Felix
a Pablo, "esta muy bien todo lo que me hablas, pero cuando tenga una oportunidad ya te llamare".
Ahora después de un tiempo me dice que está enfadado con Dios porque no responde a sus oraciones.
Ahora después de un tiempo me dice que está enfadado con Dios porque no responde a sus oraciones.
El problema a todo esta situación es que equivocamos las
prioridades queremos disfrutar de las bendiciones del Señor, sin conocer al
Señor. Hay un Salmo en el que el rey David nos invita en deleitarnos en el
Señor, y El nos concederá las peticiones de nuestro corazón. Pero, ¿cómo
hacemos esto? Deléitate significa experimentar gran placer y gozarse en la
presencia de alguien. Esto sucede únicamente cuando conocemos muy bien a esa
persona. Por lo tanto, para deleitarnos en el Señor, debemos conocerle mejor.
El conocimiento de su gran amor por nosotros nos dará deleite.
Encomienda significa confiarle todo al Señor: vida,
familia, trabajo y posesiones, para su control y dirección.
Por lo tanto no es que el Señor no nos bendiga, el
problema es que no conocemos al Señor, no hemos experimentado una relación con
El, por lo tanto entreguemos nuestro corazón a Jesús que El tome el control de
nuestra vida, reconozcámoslo como Señor y Salvador de nuestra vida y El nos concederá las peticiones de nuestro
corazón.
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