02 abril 2011

¿Y tu que familia prefieres?

La familia pensión.

Desafecto, desapegada, distante, fría. Se proporciona comida, cama y aseo. No se ocupan de otras necesidades

La familia colegio

Son las familias educadas, eruditas, intelectuales, metódicas. Olvidan que en la vida a parte del estudio, existen toda una vida de relaciones sociales, suelen planificar toda la vida de sus hijos en torno al estudio.

La familia cuartel

Es una familia donde imperan las ordenes, severas, disciplinadas, exigentes, rígidas. Prevalece la disciplina, el horario, la puntualidad, la norma y la autoridad hasta el extremo de anular la espontaneidad de los niños. El problema es que convierten las normas en ordenes, donde no se discuten, se cumplen y ya esta.

La familia salón.

Familia desorganizada, distendida, frívola, festiva. La familia se reúne en torno a la televisión, pero no hay comunión, ni convivencia, ni dialogo familiar. Necesitan superar todos los aparatos tecnológicos que los rodean: internet, televisión, videojuegos, ordenadores.

La familia taller

Es una familia activa, eficiente, trabajadora. Todos sus miembros tienen trabajo para hacer en casa, los niños que estudian y los padres que se llevan trabajo a casa, parece que se viven más unas relaciones laborales que una familiares.

La familia comisaria

Es una familia rigurosa, severa, inquisitorial. Predomina la acusación, el interrogatorio, la ironía, el sarcasmo, la amenaza y la intimidación. Se crea un clima de desconfianza en el que hay que guardarse mediante el silencio, la mentira o la manipulación.

Las familia cristiana

Se muestran siempre unidas, los padres tienen claro su rol sabiendo lo que quieren dar y mostrar a sus hijos. Les resulta fácil mantenerse unidos por lo cual sus hijos crecen estable, seguros, confiados, les resulta fácil dar y recibir afecto. Están llamadas no sólo a funcionar bien para su propio beneficio, sino a ser una influencia positiva, llena de vida, en la sociedad en la que está inserta. Tiene un llamado a ser diferente, a escuchar y transmitir la voz de Dios, a ser una fuente de inspiración y ayuda a una sociedad enferma, en crisis, en decadencia. Es un llamado a tener protagonismo social, a ocupar espacios con un estilo diferente, el estilo de Dios. Para ello, la familia debe vivir los principios de Dios y no solamente conocerlos o enunciarlos, comprometiéndose con los problemas sociales de su medio. Deben ser la expresión viviente del amor de Dios por el hombre.

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