En estos días se está hablando mucho acerca de que si existe el infierno, la causa de este debate se debe al lanzamiento del libro “Love wins: a book about Heaven and Hell” (“El amor triunfa. Un libro sobre el cielo y el infierno”) puesto en escena por Rob Bell, pastor evangélico de la Iglesia Bíblica de la Colina de Marte, en Grand Rapids, Michigan. Aquellos que argumentan que el infierno no existe, lo hacen basados en su creencia de que Jesús enseñó amor, paz y perdón y que no enseñó acerca de un lugar eterno de ardiente castigo para los no creyentes. Sin embargo, la verdad es exactamente lo opuesto. Jesús enseñó acerca del infierno como nadie lo hizo en la Palabra de Dios, (Jesús describió al infierno como un fuego que nunca se apagará (Mateo 3:12), un lugar de fuego eterno (Mateo 25:41), castigo eterno (Mateo 25:46) y como un lugar de tormento, fuego y sufrimiento (Lucas 16:23:24).
Pero quizás una de las historias de la Biblia que deja más claro la existencia del infierno sea la parábola del Rico y Lázaro, ya que nos dice donde estaba Lázaro, en el seno de Abraham, y donde estaba el rico, en el Hades. En este lugar, el rico alzo sus ojos y vio a Lázaro gozándose, mientras él estaba en tormento, era consciente de su estado de sufrimiento y sabia porque estaba allí, pero ya era tarde para rectificar, y no podía cambiar su situación.
La Biblia, (recordemos la palabra de Dios) echa por tierra cualquier pensamiento acerca de la no existencia del infierno. Lo demás son vanas doctrinas de hombres y puro marketing para vender libros.
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