No me gusta nada, cuando leo o escucho a predicadores que solamente hablan de sus logros, del tiempo que dedican al ministerio, lo mucho que viajan, etc, o sea que reemplazan la verdad y el poder de Dios por su logros y sabiduría humana, y aunque esto no es nada nuevo, ya Pablo habló muy fuerte sobre este tema a la iglesia de Corintio ……. y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, (1 Corintios 2.4)
Al predicar el evangelio a otros, deberíamos seguir el ejemplo de Pablo y mantener nuestro mensaje elemental y sencillo. El Espíritu Santo dará poder a nuestras palabras y las usará para glorificar a Jesús