09 julio 2010

EL libro de instrucciones

Se estima que en el mundo se hablan más de 6.000 lenguas. Hasta 2007, la Biblia completa fue traducida a 430 idiomas, el Nuevo Testamento a 1.140, y algunas porciones de la Biblia a otras 860 lenguas. Esto quiere decir que se puede leer la Palabra de Dios en parte o en su totalidad en 2.430 idiomas.

En muchos países donde este Libro ha sido leído se han producido efectos extraordinarios. Personalmente aquí en España, muchos jóvenes toxicómanos y alcohólicos han conocido a través de la Biblia una manera diferente de vivir. La Biblia nos da a conocer los pensamientos y el amor de Dios; penetra en nosotros, nos forma un nuevo corazón y nos muestra cómo vivir conforme a la voluntad divina.

¿Has oído o leído a alguien que dijese: «Yo era un toxicómano era, la vergüenza de mi familia y una plaga para la sociedad, pero me puse a estudiar las matemáticas, la botánica o un libro de moral y desde ese momento cambio completamente mi vida?». Sin embargo podríamos hallar no una, ni diez, ni cien, sino miles de personas que te podrán decir: «Yo era un desdichado, vivía atormentado y sin esperanza hasta el día en que conocí el maravilloso poder de la Biblia. A través de ella conocí a Jesucristo y mi vida cambió, fui liberado de mis vicios, la paz entró en mi corazón y en mi hogar». Es un milagro que ese Libro hace diariamente.

Pero muchos se preguntaran, como es posible que en la lectura de la Biblia las personas puedan encontrar esa felicidad que le haya cambiado su vida. Te comparto algunos motivos por los que la Biblia es el libro de instrucciones de todos aquellos que amamos a Dios.

Nos da seguridad en cuanto a la salvación (1 Juan 5.13)

Nos da confianza y poder en la oración.

(1 Juan 5.14-15) (Juan 15.7)

Nos limpia del pecado. (Juan 15.3) (1 Juan 1.9)

Nos proporciona paz. (Juan 16.33)

Nos orienta en las decisiones de la vida. (Salmo 119.105)

Nos capacita para dar expresión a nuestra fe. ( 1 Pedro 3.15)

Nos garantiza el éxito ( Josue 1.8) (Salmo 1.1-3)

Todas estas bendiciones vienen como resultado de alimentarnos diariamente con la Palabra de Dios. Lamentablemente, muchos creyentes piensan que están «demasiado ocupados» como para dedicar tiempo a estudiar cada día la Palabra de Dios. Si somos capaces de dedicar 30 minutos de nuestro día a leer y estudiar la Palabra de Dios, esta práctica enriquecerá el resto de nuestro día.

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