Estos días he estado distraído por todo tipo de cosas, mi convalecencia, problemas familiares, mi alimentación después de la operación y un sin fin de cosas que me han tenido un poco bastante distraído.
Casi siempre, las cosas que me distraen son cosas que hay que hacer... pero no son necesariamente una prioridad en mi vida, y no es que lo que estaba haciendo o pensando era malo, era mi actitud de afanarme y preocuparme lo que creo en mi tal distracción.
En el evangelio de Lucas Jesús visita la casa de Marta y María, y María se sentó a los pies de Jesús escuchando sus palabras que en ese momento era lo más importante.
Marta había invitado a Jesús y sus seguidores a su casa, y ella comenzó a preparar una comida para ellos. Preparar la cena para Jesús y sus invitados fue una buena idea. La tradición hebrea tenía mucho que decir acerca de la bienvenida a extraños a su casa y Marta les ofrece generosa hospitalidad. Sin embargo, incluso las cosas buenas en los momentos inadecuados se convierten en obstáculos.
Su distracción le impedía "ver la única cosa que vale la pena de que preocuparse", escuchar a Jesús.
El problema es que ponemos mucho énfasis en la cosas que no tienen tanta importancia, es un problema de prioridades,
Veamos el orden de los dos amores, Dios primero, luego nuestro prójimo. No al revés. Es cuestión de prioridades. Ante que el servicio esta el escuchar
Esto nos equipa y nos inspira para nuestro servicio a Dios y a los demás.
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