Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero, (Malaquías 3.16)
Dios usa a la gente para refrescar a otra gente, El ama esta clase de Ministerio. El movió al profeta Malaquías a reconocer que el pueblo de Dios se levantara a través de edificarnos mutuamente.
En nuestro ministerio del Hospital, nos hemos dado cuenta de que hay una gran necesidad de este Ministerio, de personas que necesitan ser animadas y refrescadas.
Una de las variantes de este Ministerio es escuchar, ser sensibles y permitir dirigir la conversación a los enfermos.
Los pacientes quieren hablar con alguien acerca de la situación en que se encuentran y como se sienten. Quieren un amigo que les pregunte acerca de sus temores y también porque no, sobre la muerte.
Nosotros tenemos que ponernos a la disposición del paciente con un oído atento y un corazón compasivo, los que se encuentran en una situación dolorosa necesitan palabras sinceras y útiles de un verdadero amigo.
No sabemos que hará el señor en el futuro por nuestro amigo, pero podemos ser una fuente de aliento y de refresco al dedicar el tiempo necesario para escuchar y usar palabras de esperanza, amabilidad y sinceridad.
Cada palabra pronunciada, cada llamada, cada carta escrita, cada esfuerzo por consolar a los caídos, es una forma de animar y refrigerar las vidas de los que mas lo necesitan.
El Señor nos ha dado todo el poder del Cielos para refrescar a un amigo o hermano herido, alguien que necesita la consolación que Dios te ha dado a ti, siempre hay gente que te necesita y las intenciones del Señor es que lleves consolación a otros.
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