Todas las noches antes de irme a la cama hay un detalle que
nunca dejo de hacer, (por la cuenta que me tiene), y no es otra cosa que poner
a cargar el teléfono móvil. El propósito es que al día siguiente el teléfono esté en
condiciones óptimas, ya que este es parte fundamental para mi trabajo.
Esto me recordaba lo importante que es para mi vida cada
mañana dedicar las primeras horas del día a Dios. ¿Y por qué? Porque tengo la necesidad de cargar mis “baterías”
para recibir la provisión espiritual para el resto del día.