Por lo tanto buscad primeramente el reino de Dios, y haced lo ordenado por El y todas esas cosas se os darán por añadidura. (Mateo 6.33)
Hay muchas veces que queremos intercambiar el orden impuesto por Dios, nos preocupa más nuestras posesiones y reconocimientos que la obra de Dios. Nuestra única preocupación tiene que ser el atender y preocuparnos de la bendición que Dios nos ha dado, pero toda bendición requiere cuidado y dedicación. Lo demás no nos tiene porque preocupar, al contrario han de sernos indiferente y nuestras miras por tales cosas tienen que ser muy superficial.
Si no lo hacemos así padeceremos dolor de corazón y angustia en pensar que no nos dan lo que es nuestro.
En el sermón que Jesucristo dio en el Monte, Jesús nos recuerda que cuando El nos envía a una misión, no tenemos tiempo que perder en intentar que alguien reconozca nuestro trabajo. Jesús nos viene a decir “no te preocupes si te tratan con justicia o no”. El buscar reconocimiento es en realidad una señal de que nos estamos desviando del verdadero propósito, para el cual fuimos llamados. Si estamos entregados a Jesús no nos tiene que preocupar el trato o titulo que recibamos, tanto si es justo como si es injusto. La enseñanza de Jesús, no es otra que “Proseguir adelante con la tarea que os he mandado hacer y yo os guardare vuestra vida”.
Muchas veces preferimos que nos reconozcan o que nos valoren en lugar de confiar en Dios de todo corazón.
Si alguno habla, hable conforme a la palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por lo siglos de los siglos amen. (1Pedro 4.11)
No hay comentarios:
Publicar un comentario