Cuándo callar y cuándo hablar es algo que yo lucho con
bastante frecuencia, ya sea en reuniones, en conversaciones con la familia,
con amigos, en el Facebook, en Twitter, respondiendo a algo que alguien dijo, o
aportando alguna crítica constructiva a algún comentario, siempre que hago algo
así me viene la duda y me pregunto si mi aportación era la decisión correcta.
Todo esto viene a que he leído algo que me ha llamado mucho
la atención, se trata de un buen consejo que decía que una “idea excelente” es cuando
“las personas adecuadas hacen las cosas correctas en
el momento adecuado y en el camino correcto”.
Es posible que tengamos una idea clara de lo que se necesita
en alguna situación o en la vida de alguien, pero puede que no seamos la
persona adecuada para compartir eso con otros, o para intervenir. O podríamos ser la persona adecuada para ayudar a alguien,
pero podía ser que no fuera el momento apropiado. O podríamos ser la persona adecuada y ser el momento
adecuado, pero si tenemos la solución equivocada o la llevamos a cabo de una
manera errónea, puede que esta llegara a ser improductiva o incluso provocar
daños en una posible solución.
Personalmente he dicho o he hecho algunas cosas que no han
sido muy correctas, complicando las cosas más a menudo de lo que a mí me
gustaría admitir, esto me ha ocurrido cuando he decidido hacer las cosas sin
pensar si ese consejo, o esa decisión podían ser las más correctas.
Todo esto me ha
enseñado que antes de dar un consejo, o hacer algún comentario, seguir
“la idea excelente” y orar a Dios diciendo, ¿soy la persona adecuada? ¿Es
esta la cosa correcta para decir? ¿Es este el momento
adecuado para decirlo? ¿Es el camino correcto a seguir?
Si yo siento que Dios
me está diciendo "sí" a las cuatro preguntas: entonces voy a
hablar. Si Dios parece decir "no" a cualquiera de ellas,
entonces si yo soy inteligente me voy a quedar
tranquilo sin abrir la boca, esperar, y orar.
El tiempo de Dios es perfecto. El mío no lo es. Y
esta es una lección que estaré aprendiendo por el resto de mi vida.
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