29 septiembre 2011

¿Quieres ser una estrella?

Mucha gente trata de ser "estrellas" en el cine, en el deporte en el mundo del espectáculo, sólo para descubrir que su condición de estrella es temporal, que tarde o temprano se acaba.

¿Qué tal si supieras que puedes ser una estrella delante del Trono del Señor y recibir honor, aplauso y respeto de los ciudadanos del cielo para Siempre?

Esto queda reservado para los que ensenan a otras personas a compartir el gozo y el amor, a vivir de una manera diferente a través del Evangelio.

Dios nos dice cómo podemos ser "estrellas" eternas: siendo sabios y enseñando la justicia de Dios.

Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. (Daniel 12.3)

25 septiembre 2011

De madrugada te buscare

La oración es el medio por el cual nos acercamos a la presencia de Dios y así tener comunión con El. La Biblia nos ordena en muchas ocasiones a orar, la oración debe ser parte de la vida del cristiano. La Biblia no nos dice cuantas veces debemos orar, ni a qué hora lo debemos hacer, si, nos dice la Biblia que Jesús levantándose muy de mañana, siendo aun muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.

Cuan sabio es comenzar el día sin ver otro rostro antes que el del Señor. Necesitamos entrar en su presencia antes que nos envuelva el ajetreo de la rutina diaria, y al final otorguemos al Señor el tiempo que nos sobra.

El secreto de una relación íntima con Dios es orar puntualmente cada mañana, cuando nuestras mentes están más libres de problemas y además podemos presentarle y ofrecerle el día a Dios.

La mañana es el tiempo señalado para encontrarse con Dios, El desea que nos encontremos fortalecidos y con una gran esperanza para el nuevo día, por este motivo nos invita a presentarnos delante de El por la mañana, cuando nos levantamos con la sed de las consolaciones que el mundo no puede dar, y recibir el recurso inmediato de la fuente del agua de vida, donde encontraremos , el fortalecimiento, la fuerza y la alegría que nos habilitara para cumplir con nuestros deberes con Jesús graficado en nuestras vidas

Es hermoso y de gran bendición buscar el rostro del Señor tan pronto se abren nuestros ojos en la mañana. Si deseas pasar cada día en victoria, no olvides de echar mano a la llave que tiene el poder de abrir los cielos, El mismo Dios prometió: "Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan"

Levántate con prontitud venciendo la pereza. Saluda al Señor y ofrécele el nuevo día que ha llegado.


17 septiembre 2011

La carreta vacia

Hay una historia que viene muy bien a esta reflexión.

Caminaba con mi padre cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:

Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
Estoy escuchando el ruido de una carreta.
Es una carreta vacía, respondió mi padre

¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos? pregunte
Entonces mi padre respondió:
Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía esta la carreta, mayor es el ruido que hace.

Me siento mal cuando veo a una persona hablando demasiado, sin sentido, alardear de sus logros, presumiendo de lo que tiene y de lo que es, sintiéndose prepotente y haciendo ver a la gente lo importante que es en la obra de Dios. Estas personas que presumen de sus logros, que no reconocen sus fallos, y actúan con orgullo, están en nuestras iglesias y son lo opuesto a humildes.

Es como la historia de la carreta “hace mucho ruido pero están vacíos".

El hombre humilde reconoce que nada de lo es y tiene es de él, todo es un don de Dios de quien todos dependemos y a quien se debe toda la gloria. Va tras otros tesoros. No funciona en lograr puestos de resonancia y títulos, no presume de sus logros, reconoce sus fracasos y debilidades y actúa sin orgullo.

Un ejemplo, lo encontramos en la Biblia, cuando Abraham, al hablar con Dios, declara: “Soy polvo y cenizas”. Esto quizás lo podamos decir cualquier persona, pero el caso de Abraham era distinto y muy especial. Abraham era el hombre que tenía las promesas de Dios, hablaba con Dios, y Dios lo bendecía en todo, lo protegía, lo guiaba día a día. Pero Abraham no se jactaba de tales cosas ante los suyos.

Esto quiere decir que Abraham sabía que todo lo que tenía era de Dios, y que él era su siervo. Abraham, humildemente dependía de Dios.


Piense un poco en todos esos que se auto nombran siervos de Dios y se hacen llamar apóstoles, pastores, ministros etc. que se hacen así mismo publicidad, que se jactan de sus dones, de sus títulos, de su denominación, y de lo que han hecho.

La única verdadera realidad es comprender y conocer a Dios. Todo lo demás es transitorio, incluyendo la sabiduría humana, los títulos y los honores.

El hombre humilde no aspira a los logros personales que el mundo admira porque ha descubierto que ser hijo de Dios es de un valor muy superior.


09 septiembre 2011

Las consecuencias de nuestras acciones

Esta semana he tenido que tomar una decisión. Una decisión importante para mi vida y la vida de mi familia, y he estado pensando en las consecuencias que pueda traerme esta decisión.

Son pocas las veces que pensamos en las consecuencias de nuestras decisiones, sobre nosotros, nuestra familia y sobre los demás. No importa el tamaño y sobre quien sea, pero tenemos que saber que la decisión que tomes traerá alguna consecuencia.

Podemos tomar decisiones como; dónde y que vamos a estudiar, donde voy a trabajar, con quien pasar mis vacaciones o mi tiempo libre.

Pero hay una decisión mucho más importante que es, ¿Qué estoy haciendo con lo que Dios me ha dado?

Todos somos propensos al pecado y a lo malo, por eso tenemos que saber tomar las decisiones más sabias, y si somos capaces de consultar cada decisión a Dios nos evitaríamos muchos problemas.

El Señor nos dice: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos" (Hageo 1.5).

Las consecuencias de la decisión que he tomado se que van a ser de bendición para mí y mi familia, sencillamente porque he contado con el consejo de Dios.

Aunque la mejor decisión la tome hace ya unos años y fue aceptar a Cristo como Señor y Salvador de mi vida. Las consecuencias de haber tomado esa decisión ha sido la que más recompensan me ha dado en mi vida. Pues en consecuencia, no solo ha cambiado mi vida y la de mi familia, sino seguimos mejorando y de alguna manera podemos ayudar a cambiar la vida de los demás, de manera honesta, humilde y sencilla.

Depende de la decisión que tomemos, esta tiene unas consecuencias diferentes, una es temporal, y tiene que ver con nuestro bienestar, y la otra es la más importante porque está relacionada con el tribunal de Cristo, con sus recompensas, sus responsabilidades, y el disfrute de la vida eterna.

Sea la decisión que sea, sométela a la voluntad de Dios, y seguro que los beneficios serán incalculables en todas las áreas de tu vida.


02 septiembre 2011

Fingir

Volviendo al futbol, hemos podido comprobar cómo algunos jugadores se han acusado de fingir. Fingen lesiones, agresiones, golpean sin piedad a sus adversarios, representar una cosa que no es verdad para que alguien se la crean, con el fin de engañar al árbitro.

La frase “fingimiento” es la traducción griega significa “hipocresía”, Esta palabra no tenía originalmente la connotación negativa que ahora tiene. Antiguamente se le llamaba “hipócrita” al actor que representaba un papel en el teatro. Estos actores solían usar máscaras con dispositivos que les permitían proyectar la voz. De ahí que, luego, la palabra “hipócrita” comenzó a usarse para denotar engaño o fingimiento. Así como los actores del teatro representan un papel que no corresponde con la realidad, así también hacen los hipócritas: representan un papel, pretenden ser lo que no son, sentir lo que no sienten, tener una motivación que no tienen o hacer creer algo que no es verdad.

Una de las normas cristianas es no fingir, ser sinceros, en la carta a los Romanos Pablo nos enseña que nuestro amor sea sin fingimiento absolutamente sincero. No debe tener nada de hipocresía, ni de apariencia, ni de segundas intenciones.

Muchas veces aprendemos a fingir que amamos a los demás. Sabemos cómo hablar con bondad, evitando herir sentimientos y aparentando interés en los demás. Podemos aun fingir que nos llenamos de compasión cuando oímos de las necesidades de otros o de indignación cuando nos enteramos de alguna injusticia. Pero Dios nos llama a sentir el verdadero amor que va más allá de las emociones y conducta superficiales. El amor sincero requiere concentración y esfuerzo. Incluye hacer algo para que otros sean mejores. Demanda tiempo y participación personal, el amor involucra algo bien importante que es la honestidad. La honestidad debe ser un distintivo del cristiano. En la iglesia no debemos hablar unos de los otros, detrás de las espaldas. Debe haber transparencia, por eso dice el amor sea sin hipocresía.

Eso es amar sin fingimiento, sin hipocresía, procurando únicamente la gloria de Dios y el bienestar de mis hermanos. Pedro nos dice que este es un amor que nace de un corazón puro, santificado, libre de motivaciones ocultas.

El hipócrita da limosna, pero no para saciar al hambriento y socorrer al pobre, sino para ganar una buena reputación delante de los demás; y lo mismo hace con la oración y el ayuno.

El hipócrita es el individuo que se acerca al hermano en la iglesia y pretende hacer algo por él, pero no porque tiene la intención de servirle y ayudarle, sino porque sabe que de alguna manera ese hermano puede favorecerlo.

Que nuestras decisiones, y todo que hagamos lo hagamos de corazón, siendo honestos, sinceros y no fingiendo nada, porque una cosa tenemos que tener clara, que quizá engañemos a nuestros hermanos, a nuestros pastores, a nuestra familia pero a Dios no lo podemos engañar.

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